Dudillas de una humilde bloguera

Dudillas de una humilde bloguera

 Me pregunto constantemente qué narices hago con un blog ahora que ya no se llevan. No están de moda porque todo se ha reducido al ya, al aquí y a un menor esfuerzo por parte del receptor. Los vídeos de Youtube pasan a ser montajes de sesenta segundos en forma de nueva red social llamada Tik Tok; los programas de radio se hacen a la carta para escucharlos cuando quieras a modo de podcasts y las columnas de opinión se han cambiado por los tweets.

Pues ante un panorama así, hace cuatro años comencé este blog sin importarme un pepino cómo estaba el mercado lector. No era cuestión de hacer un estudio de campo por una ilusioncilla amable y sin ninguna pretensión más allá que la de hacer algo diferente en mi vida. Así que tiré hacia adelante sin importarme las tendencias y nuevas costumbres entre los lectores. Pero hete aquí que, basándome en los comentarios que recibo tras cada entrada, últimamente se me ha dado por pensar en estas tres situaciones:

a) La gente no es tan lectora como pensaba y no pasan de la viñeta.

b) Mis textos son pésimos y nadie quiere perder el tiempo con ellos.

c) Mis textos no son tan lamentables, pero sí un poco largos (con lo que volvemos al primer punto).

He dado con estas opciones porque en la mayoría de las entradas, aunque siempre de una forma amorosa y buenrollista (son raros las respuestas destinadas a amargarme el día), los comentarios suelen hacer referencia bien al título, bien a la ilustración; que en la mayoría de las ocasiones no tiene mucho que ver con el cuerpo entero del artículo. Es por ello a menudo no entiendo lo que me dicen o no sé qué responder.

Como ejemplo, VARIAS VECES me han mandado por privado dietas adelgazantes cuando no las necesito. Simplemente reaccionan a una viñeta en la que, como crítica a la dictadura de estar eternamente delgadas, dibujo a mi personaje pasando hambre pero con un tono que yo intuyo cómico, aunque puede que no lo vean así. También he recibido trucos de cómo quitarle la grasa a los tuppers, tras dibujar a mi padre fregando los platos y quejándose de lo complicado que era limpiarlos. En ese momento pienso si he hecho bien escribiendo más de 800 palabras hablando del amor que siento hacia mi padre. Debería haber escrito una canción de amor al Fairy antigrasas.

Me da pena, puesto que pensar en el título y después diseñar el desarrollo de la entrada ya me lleva mis horitas. No es fácil, creedme, elegir un tema en los tiempos que corren. Esto no, porque me salen las madres new-wave; esto,no, porque me salen los de la pulserita rojigualda; esto no, porque me salen señoras diciéndome que ellas son más feministas que yo y que mis viñetas son crueles con las mujeres; esto tampoco, porque puedo ofender a plin plan plun. Os juro que de sencillo no tiene nada.

Cierto es, además, que escribirlo me lleva varios días. No solo porque no puedo dedicarle el 100% del tiempo, sino porque la escritura requiere de ensayo-error, sustituir párrafos enteros por otros mejor escritos y, lo más importante, dejar en barbecho lo que ya has redactado, para al día siguiente revisarlo con más distancia. Este desapego de 24 horas provoca que la mayoría de las veces lo que has escrito hasta el momento te parezca abominable. O sea, que vuelta a rehacer. Yo, como los grandes autores: me paso la vida corrigiendo mi obra.

Y lo que es más, nunca lo encuentro lo suficientemente divertido. A veces, el tema no se presta a que en cada línea haga un chiste, así que lo intercambio por un tono general ágil y que deje una semisonrisa en el lector. Eso sí, suelen ser entradas que tienen menos visualizaciones. En cierto modo, me veo obligada a hacer un gag tras otro, y eso no sale así como así; ya sea por el tema elegido o por mi estado de ánimo. Ser ingeniosa eternamente es una cruz y debo acostumbrarme a no serlo todos los días y a todas horas. Y es que, al final de todo, tengo que hacer 100 chistes dentro del texto, más el correspondiente a la viñeta… cuando acabo me quedo como si hubiera trabajado 16 horas en la mina. Es muy duro ser una futura promesa de las letras de este país. (Atención: sarcasmo. No vaya a ser que me manden ánimos por privado).

Otro día hablaremos de la incongruencia de ser una futura promesa de algo a los cuarenta y tantos años. (Sigo con el sarcasmo, aviso).

¿Qué os parece si ahora hablamos de mis dibujos? Las viñetas son lo más visible del blog, por eso creo que es obligatorio que me salgan bien. Pero yo lo intento y lo intento y parecen sacadas de una clase de plástica de la EGB. Que conste que he aprendido a amar mi estilo torpón e infantiloide, del que destaco mi manta-estuche en el que guardo mis 60 Faber-Castell. Primero boceteo aparte, luego ya me lanzo a dibujar la imagen definitiva con un lápiz 3H (durillo) ¡y a inventar perspectivas que no existen en el mundo físico real! ¡Ahí está la gracia! Mis dibus son un despropósito para cualquier dibujante, pero a mí la ilusión no me la quita nadie. A continuación, perfilo en negro y luego coloreo. Por último, inserto la imagen junto con el texto y tacháan. Listo para que un experto se parta la caja.

Muchas veces dibujo fuera de casa. Por ejemplo, en una biblioteca donde el silencio ayuda a concentrarme. En cuanto desenrollo la manta con los multicolorines, noto que los estudiantes de alrededor echan un vistazo como quien no quiere la cosa. Yo pongo el brazo por delante para que no fisgoneen, como cuando no quieres que te copien en el examen. ¡Nunca sabes donde te pueden plagiar esta idea que vale millones!

2 comentarios

  1. Ayyyyy Mala!
    A mí me parece fenomenal tu estilo! Y si, tienes razón, a veces no tiene nada que ver el dibujo con el escrito y por eso siempre lo leo👍
    Compraria un libro con la recopilación
    Enhorabuena!
    Yo también continuo pensando que soy una joven promesa a mis 53 y que la siguiente será mi obra maestra! 😜
    Olé! 💃💃💃💃💃

    1. Author

      Aina, una puede explotar su talento a la edad que le dé la gana! Nos llamamos “futuras primesas” porque está claro q aún nos queda mucho ingenio que repartir😅. Muchas gracias por tus palabras y sigamos con nuestro hábito de escribir, de colorear o de hacer macramé. Beso, bonita!😘

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