Después de una vida con solo dos canales de televisión, a finales de los 80 empezaron a emitirse las autonómicas y las privadas, con sus Mama Chicho, su Laura Palmer y las ovejitas de Carmen Sevilla. El país entero reaccionaba en forma de audiencias millonarias y los señores mandamases se movían entre la sorpresa y la admiración hacia un pueblo que aplaudía (exceptuando alguna cosilla) su ordinaria programación. Contar con cinco canales en aquella época era lo equivalente a la modernidad más absoluta. Te hacía sentir supercosmopolita, sobre todo si en tu casa se recibía la señal. En mi clase había compañeros que no podíanLEER MÁS

  No estando el periodismo en uno de sus mejores momentos, telediarios como los de las siete de la mañana poco ayudan a levantar el actual desprestigio de esta bonita profesión. Romántica como pocas, se la han ido merendando hasta convertirla en una miscelánea de titulares apocalípticos, contenidos estúpidos y datos más que manipulados. Es por eso que yo, Mala de los Nervios, me comprometo aquí y ahora a desvelar los misterios que rodean a ese horror televisivo en forma de informativo matinal. En principio, no existe nada en estos programas que llame la atención a un ojo medio, pero para eso tengo yo estosLEER MÁS