Las nuevas plataformas de televisión (PARTE I: ¿Por qué decidirte por una peli te lleva tres horas y media?)

Las nuevas plataformas de televisión (PARTE I: ¿Por qué decidirte por una peli te lleva tres horas y media?)

Después de una vida con solo dos canales de televisión, a finales de los 80 empezaron a emitirse las autonómicas y las privadas, con sus Mama Chicho, su Laura Palmer y las ovejitas de Carmen Sevilla. El país entero reaccionaba en forma de audiencias millonarias y los señores mandamases se movían entre la sorpresa y la admiración hacia un pueblo que aplaudía (exceptuando alguna cosilla) su ordinaria programación.

Contar con cinco canales en aquella época era lo equivalente a la modernidad más absoluta. Te hacía sentir supercosmopolita, sobre todo si en tu casa se recibía la señal. En mi clase había compañeros que no podían sintonizar estas novedades televisivas y al día siguiente se sentían excluidos de las conversaciones más molonas. Que alguien diga ya que esa pobre gente sufría bullying indirecto al no poder ver Telecinco. Poca broma este tema. Comprobar que los demás tenían una vida cool y sofisticada no es del gusto de nadie, y que unos motivos técnicos te impidieran ver a Emilio Aragón cantando Te huelen los pies o el último episodio de Expediente X, no tenía perdón.

Sin duda, fue el inicio del zapping. Hasta ese momento, encendías la tele y ahí la dejabas. Si tenías mando a distancia, pues muy bien, y si no, no había ningún drama; poco había que cambiar a no ser subir o bajar el volumen. A principios de los 90, no dabas abasto con tanta oferta, así que ponías a tus hermanos pequeños delante de la tele y te hacían la misma función: “Nene, pon en Antena Tres”, “Mira si ha empezado lo de la Gemio”… Y todo arreglado. Además, carecías de criterio alguno para calificar esos nuevos programas de basura o calidad suprema, porque estabas como atolondrada por la novedad.

Unas décadas después está sucediendo algo parecido con lo de las teles de plataforma. De escupirle a la tele improperios en alto por su apestosa programación, has vuelto a cabrearte porque te has tirado dos horas y media intentando decidirte por algo. Y es que entre 789 series y 2 millones de pelis, no es nada sencillo, os lo aseguro. Yo, antes, iba al videoclub y en 10 minutos ya tenía una peli en la mano. Ahora, es como si tuviera la obligación de leer todo el catálogo de arriba abajo; no vaya a ser que me pierda algo de palpitante interés como por ejemplo el documental sobre la herencia de Paris Hilton. Ciertamente, cuentas con una lista de títulos más larga que las obras de Lope de Vega. No sé si me alegra o me ahoga, pero Por tu culpa culpita yo tengo llena llenita la televisión. Detengámonos en cómo se suceden los acontecimientos:

Estreno del canal de streaming en casa: Período de lectura. Ver, lo que es ver, no ves ni una peli. Empieza la elección a las 22:40 h y por fin te decides por una a las 02:15 h de la madrugada. Obviamente, te vas para cama. Te has pasado una eternidad con el mando en la mano leyendo referencias, puntuaciones, resúmenes, categorías, hurgando en las distintas secciones y flipando pepinillos. Si tienes dos canales, la tarea es doble. Todo te parece fascinante y todo te lo guardas para ver el fin de semana con más tiempo, pero de momento tus ojos están ocupados haciendo chiribitas como para ponerse a ver algo.

– Te enganchas a todo: Te preguntas si tu vida tenía sentido antes de que existiese esta maravilla de semejante pompa y boato. Te has dejado seducir y has caído rendida a sus pies. Se te quema la comida por estar viendo el final de una serie, has dejado un grifo abierto por culpa de saber quién era el asesino y demás desaciertos domésticos. Es verdad que tienes la opción de darle al pause, pero entre que vas a la cocina a coger una naranja, pelarla, volver a la salita, darte cuenta de que no traes una servilleta, volver a darle al pause, venir de nuevo con la servilleta, te sientas y te entran ganas de ir al baño, pause de nuevo… pues poca diferencia hay de seguirla en Antena 3.

– Te das cuenta de que vives igual que cuando tenías dos canales en los 80: No das abasto. Te quedan todavía seis temporadas de una serie y trece películas por ver en la lista de favoritos. Te entra agobio, como cuando no te daba tiempo a hacer todos los deberes y, encima, siguen estrenando más y más material. Apagas el canal de pago y te pones con el documental sobre actores clásicos que están dando en La Noche Temática de La 2. Maravilloso. De vez en cuando, cambias a La 1, con lo que estás en lo mismo que en 1985, salvo que zapeas desde el sofá. Y eso, creáis o no, es un gran avance.

Hablando de avances: el de la próxima semana. Como siempre, os ofreceré, con todo detalle y al pormenor, todo lo que nos podemos encontrar en estas plataformas televisivas. Promete y mucho. Pasaré lista y haré un examen sorpresa sin sorpresa. Caerán las series con más de 9 temporadas y el cine de chico y chica se odian al principio y se quieren al final. No perdáis el tiempo y poneos a ello. 

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