Yo no sé qué pasa, pero cuando alguien cuenta que vio algo de la mierdi-tele fue porque estaba haciendo zapping.
Pongamos que estás con una película de Lars Von Trier, y eso; que haces zapping un ratillo y justo te paras dos segundos en el programa de los vestidos de novia, donde descubres que la chica se queda con el modelito de escote corazón. Así que comentas con el Costillo: “pues era mucho más bonito el de escote barco, no me digas”. El Costillo, que a marujo no le gana nadie me responde : “ ¿pero tú te has fijado en su familia? Menuda panda de chonis!”
Sí, nuestra vida conversacional parejil se nutre profundamente del chonardismo, dado que nuestro radar tiene un alcance propio de los submarinos militares. Eso sí, es un radar cuyas ondas electromagnéticas solo alcanzan a los demás. No sé por qué, pero el aparato no tiene campo de trabajo con uno mismo (os recuerdo que ya hemos tratado este temita, porque por supuesto, tú eres un ser cuyo estilo y buenas maneras trascienden los océanos ).
Con lo cual, ya has tenido bastante con tu zappeo sobre el mundo de los tules y velos, y vuelves a la peli del Von Trier. Obviamente, no recuerdas cómo había quedado la cosa y, COMO SIEMPRE, OTRA VEZ, el Costillo te pone en antecedentes mientras la peli continúa; con lo que no se ha enterado de lo que han dicho en el diálogo. Ni él, ni yo; claro. Así que le pregunto: “perdona, cari; ¿qué es lo que le acaba de decir la madre a la hija?”. “Pues mira, cari; te lo diría con mucho gusto..¡si no me estuvieses preguntando cosas cada dos por tres!”
Joer, ¡cómo se pone por unas preguntitas de nada! En mi defensa diré que empezamos a ver la peli cuando ya había comenzado. Y eso para mí es un obstáculo como una catedral, porque imagínate cuál puede ser mi capacidad de concentración cuando en mi cabeza hay un miscelánea de ideas tales como: carnicería-examen-yogur-sofá-teléfono..O sea, una mente muy bien amueblada y lógica. ¿Y la gente pretende que preste atención a una historia ya comenzada?
Así que sigo con mi interrogatorio: “Pero a ver, por qué esa señora está deprimida? Y este quién es, ¿ su hermano?” “¡Pero cómo va a ser su hermano! No ves que se están morreando?” Bueno, vale, el Costillo esta vez tenía razón, no me estaba esforzando nada en meterme en la historia. Es que francamente, Lars Von Trier no me lo pone nada fácil con tanto tembleque de cámara. Queda muy moderno, sí; pero hijo, no sé; dame un qué te digo yo; unos Puentes de Madison con tembleques que le pondré más ganas.
Ay, qué bien, el Costillo se va al baño. Así me libro un poco más de la peli del señor ese al que le tiembla el pulso. Oye, que aunque no me apasione; reconozco que mejor que se dedique al cine que a ser cirujano.
Bueno, pues eso, que os estaba contando que quería cometer pecados culturales inconfesables, a oscuras; con nocturnidad y alevosía, que da más gustito. Pero después de una rápida vuelta de reconocimiento mando de la tele en mano, me di cuenta de que, en este país, me lo ponen difícil para pecar culturalmente.
Me explico, tú quieres ver un poco de basurilla que te entretenga impunemente, nada más. ¿Y qué me encuentro? Pues jurados y más jurados de programas de varietés. De forma que le das al canal siguiente, y te encuentras de nuevo con unos artistillos venidos a menos; que hasta piensas que tienes que cambiarle las pilas al mando.
Pero no, efectivamente es el siguiente canal, pero ya me dirás cómo distingo ese jurado de otro; si los dos están formados por un flamenquito grasioso + una que va de María Callas aunque no lo es + el que otrora fue un guapillo, pero que ahora está barrigudo y con el combo de pelo teñido\barba blanca. Y así estás: zap zap zap, hacia adelante, hacia atrás; y solo contemplas jurados y más jurados. Madre mía, ni el Tribunal Supremo tiene tantos jueces.
Rápidamente, te pasas a otro rango de emisiones televisivas por si hay un rayo de esperanza. Y lo que es esperanza, no hay mucha; pero de casas que te las decoran en tres días, tienes para dar y tomar. Resulta que, vaya por dios, les tienen que echar abajo su dormitorio porque hay una mancha mortífera de humedad, y ya es motivo suficiente para tirar a la basura los muebles de la cocina, el salón y el baño; porque estaban viviendo en condiciones infrahumanas con ese salón con moqueta, ya que el decorador le avisa que lo de enmoquetar está pasadísimo. La pareja, ante este comentario, reacciona hablando por lo bajini de que eso no es vida, ¿cómo van a traer a sus amigos a cenar si hay moqueta? Tienen que cambiarla ya, aunque para ello haya que dejar para otra ocasión construir el salón de billar. Cachis!!
Ostras, vuelve el Costillo. Pongo en un tris la peli del Von Trier. Supongo que ya toca el final, digo yo. Por supuesto, me tiene que poner en antecedentes de lo sucedido hasta ahora, así que los dos sabemos que mientras me lo cuenta, nos perderemos una escena.
He de admitir que en varias ocasiones lo he pillado viendo, días más tarde, las películas a solas, porque dice que conmigo al lado no se entera. Oye, pues igual será mejor que veamos el programa de las casas y las moquetas.
Bueno, no sé, digo yo, ¿eh? Es que lo vi un día mientras hacía zapping.
No sé porque se mosquean los tíos cuando les preguntas en medio de la peli de Nolan de turno… Total si ya las hace para que no se entienda nada!!!! Yo me he mejorado mi técnica, duermo durante la peli y luego ya me hace la sinopsis de camino a cama.
Como para no quedarse frita con el Nolan!
Vamos a ver, uno que está dentro de un sueño, que a su vez está dentro de otro sueño en el que sueña…¡qué sueña!
¿Pero qué pretende ese señor?
¡Que alguien me los explique! 🙂