Gente súper sincera: ¡Iros a la porra!

Gente súper sincera: ¡Iros a la porra!

Mala en la cama hiperbaricaNo es nada nuevo si digo que la sinceridad está sobrevalorada. Tan sobrevalorada como los percebes, crustáceo al que tengo entre ceja y ceja. Me caen fatal los bichejos estos, qué le voy a hacer. Así que ya que estamos, es menester tratar el tema de este marisco una vez por todas.

Para empezar, habiendo cigalas, centollos de la ría, vieiras y bogavantes; ¿resulta que nos ponemos todos locos por unos cosas con pinta de uñas de ornitorrinco? . Y venga percebes por aquí, percebes por allá y

NO SÉ QUÉ NARICES HAGO YO HABLANDO DE PERCEBES.

Anonadada me hallo. Lo mismo hoy no me tomé la medicación o algo así. Será eso.

 

Mejor comienzo de nuevo:

La sinceridad está valorada por encima de lo que se merece. ¡Ea! Buen inicio. Con lo que la señora Sinceridad lleva toda la vida escuchando piropos y oyendo cosas bonitas. Eso ha creado que se le haya subido a la cabeza y que sea una tipa muy muy creída, porque sabe que está súper de moda.

De hecho, puede que arranques el esqueje de una flor del jardín de tu pueblo para plantarlo en una maceta y ponerlo en el balcón de tu piso, así; por tu cara bonita, que no pasa nada. Ahora bien, como se te ocurra enmascarar una certeza, resulta que eres una pérfida persona. Serás un ser cruel y malvado que no quiere a sus prójimos, ya que no sé quién ha establecido que la máxima de las relaciones entre personas es decirse la verdad y requeteverdad.

Pues quien se haya sacado eso de la manga seguro que vivía entre una manada de lobos o en una cámara hiperbárica, como Michael Jackson. Es decir, contacto humano: cero patatero. Eso sí, muy a la moda; ya que insisto; ser sincerísimo es lo más “inentre la población ahora mismo. Eso y el queso de cabra combinada con rúcula, que parece el único aderezo de todas las tapas de todos los bares de España.

Pues yo seré una anticuada de la vida, un fósil social, un diplodocus de las maneras; pero creo que a veces toca mentir un poquillo. Lo cual no saca que, según el contexto, prefiero que me digan la verdad aunque te perfore tu corazoncillo como si te hubiese atravesado una 39 mm. Además, los mundos sintéticos y con aspecto de golosina, unicornios y arco iris no me van; necesito lo genuino, pero bien presentado.

O sea, no es lo mismo decir “¿Y qué tal fueron tus estudios en la Facultad de Letras? ¿Se lleva bien?”, que decir “ah…bueno…pero eso es una chorradita de estudios, ¿no?”, tal y como os contaba en el anterior episodio de Mala. La señora en cuestión no sé si era sincera, aunque yo creo que más bien era una pedazo de ignorante. Por muchos motivos: por no saber gestionar el contexto de sus enunciados, por no haberse informado sobre el contenido de mis estudios y por ser una verdadera maleducada. No sé por qué, pero la mayoría de gente maleducada pasea una apología de la ignorancia de dimensiones faraónicas.

Por otra parte, los individuos e individuas que presumen de ser extrasinceros lo sueltan con una chulería alucinante, como si estuviesen alardeando de ser una especie de ayuda humanitaria; una ONG que va sembrando el bien al resto de ciudadanos. Unos ciudadanos que viven en una mentira cursilona de la cual ellos nos ayudan a salir.

¡Ohhh!, ¡pues gracias! ¡Qué honrada me siento cuando me dices que mi vestido tiene el mismo estampado que un mantel de la familia Alcántara! ¡Me siento tan bendecida!

¡Cómo no voy a considerarme una privilegiada cuando un ser vivo acumula ese sentido del humor tan refinado y sutil! Y lo mejor de todo es que se creen que te hacen un favor, por eso entono de nuevo un “¡gracias, gracias y gracias!”

Aunque lo más simpático de todo es cuando alguien te suelta: “ YO PREFIERO DECIRLO A LA CARA QUE CRITICAR POR DETRÁS”. A lo que yo añado: ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? ¿Son excluyentes? Porque de esa parida de comentario concluyo que si no me dices algo horrible, ¿no te va a quedar más remedio que ponerme de tiros largos a mis espaldas?

Vamoss…vamosss….¡qué pedazo de ideólogo y de sociólogo ha ganado la ciudadanía contigo, perla!

¿Queréis entonces una Mala-teoría? (que no teoría mala, ojo), pues ahí va el resultado de un estudio de campo extraído a partir de una amplia muestra de sujetos autodenominados “sinceros”:

Los que fardan de ser muy sinceros, no sé por qué motivos, solo lo son con comentarios negativos. 

Lo dicho, que si hay que alabar lo fantástico, divertido y divino que es alguien, de repente…¡zas! ¡Se le ha comido la lengua el gato! Que digo yo…DIGO YO, ya que únicamente estoy presuponiendo; con lo cual llamadme loca si queréis, ¿no será mejor que le digas a la cara que has pasado una tarde estupenda porque es genial, y que lo de que ha echado barriga lo dejes para otro momento?

Y con “otro momento” quiero decir….

NUNCA.

Bueno, o un “nunca”, al menos, revisable y con muchos condicionantes, como la confianza, el marco que envuelve la situación o el tono elegido. Aunque me reitero en que esto es algo que se me acaba de me ocurrir, ¿eh?, y puede ser una idea totalmente alocada, lo reconozco.

Definitivamente, un día de estos me van a poner una denuncia por tanto consejo indebido.

 

4 comentarios

  1. Completamente de acuerdo contigo, Mala. Yo creo que los que van por ahí de abanderados de la sinceridad no son más que una panda de envidiosos esperando el momento propicio para soltar lo que llevan dentro sin quedar demasiado mal. Que sí, que es verdad: hay formas y formas de decir las cosas, e incluso (¡fíjate bien!) se pueden obviar completamente si no se trata de asuntos de vida o muerte. ¡Ahí queda eso!

    1. Author

      Exacto, queridísima lectora.
      Si no estamos hablando de problemas trascendentales, ¡déjalo estar!
      Lo mismo esa persona se ha levantado con el pie izquierdo, o al revés, con el pie megaderecho, ¿por qué alguien le va a estropear ese fantástico momento?
      Además, no sé qué tipo de placer encuentran soltando comentarios negativos. ¡Con lo difícil que es eso! Definitivamente, el ser humano es rarísimo. 🙂

      Gracias por leer a Mala!
      Beso y abrazo!

    1. Author

      Muchísimas gracias, Nuria.
      Y siempre, siempre, “basado en una historia real”, como rezan los telefilms de sobremesa. 🙂
      Espero que Mala te siga haciéndote pasar un buen momento, que para eso estamos.

      Abrazoo.

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