Mr. Musculitos

Mr. Musculitos

 

Que mi casa esté de camino a un gimnasio de esos para cachitas es una bendición.

Cada noche observo desde mi ventana a su clientela yendo y viniendo, lo cual me proporciona una interesante muestra de datos con los que podré realizar un breve pero sustancioso estudio sobre esta singular tribu.

Comencemos a desentramar este mundo, fértil en detalles de todo tipo:

Lo que antes era hacer ejercicio, ahora lo llaman “ENTRENAR”: Inculta de mí, hasta ahora pensaba que al gimnasio se iba a hacer deporte/gimnasia/mantenerse en forma en general. Oh, qué atrevida es la ignorancia y cuán errada estaba en mi uso de la lengua castellana. “Hacer ejercicio” ha quedado relegado a esas pobres almas que van a bailar a una clase de nombre absurdo, a ritmo de sonido electrolatino hortera y fatigoso.

Para desmarcarse de esta gimnasia con olor a maruja, los entendidillos en el tema hablan de “entrenar”, como lo han hecho lo campeones olímpicos o todo deportista entregado a una especialidad. Visto así, el término es el ideal, porque en cuanto a dedicación, no existe alguien más responsable que un musculitos.

Franja de edad desde lactante a senior plus: Entre que ahora los niños quieren ser chavales, los chavales quieren ser hombres y los viejos quieren ser ye-yés, las diferencias de edad han desaparecido. Todo vale mientras estés cachas: “Mi bebé tiene 9 meses pero le falta definición en los deltoides, por lo que lo he apuntado al gym. No hay nada peor que un bebé fofo cuando llega el veranito”.

En realidad el bebé de 9 meses no va a ser el que menos dientes tenga del gimnasio. Competirá con ancianos de 95 años dispuestos a marcar abdominales, ya que que los nuevos 95 son los antiguos 91 y ahora están hechos unos mozos.

Horarios de minero asturiano: Adolescentes de 16 años que se levantan un sábado a las 7 de la mañana para ir a entrenar. Entre la serie de pesas frente al espejo y otra serie de pesas frente al espejo, se le pasa el tiempo volando. Eso es porque lo que están haciendo sirve para algo en la vida. ¡No como en el instituto!

Equipación millonaria: Bolsa de deporte igual a la que llevaba Mike Tyson pero sin su sueldo ni sus patrocinadores. Ropa y calzado con logo bien visible, de lo contrario, mejor quedarse en casa; con lo que ya pasaríamos de nuevo a llamarlo “hacer ejercicio” en vez de “entrenar”.

De hecho, se aconseja combinar ambos tipos de vestimenta: por un lado, la de postureo, para acudir al epicentro musculístico y, por otra, la de la oferta semanal del Lidl, fabricada con un tejido inteligente, cuya sofisticada microfibra bla bla bla…Vamos, que te canta el alerón con ella, pero como es para hacer ejercicio y no “entrenamiento”, no hay problema. Para jugar en la segunda división, uno se viste como tal.

Sistema propio de climatización corporal: Día 4 de enero. Una pléyade de tíos sale del gimnasio de mi calle a las 11 de la noche. Una camiseta sin mangas y un pantalón corto es lo único que llevan encima. Yo observo las escena desde la ventana, ataviada con pijama de tela polar, jersey de lana con triple capa de bollos y bata robada a Nanuk, el esquimal.

Sin mucho esfuerzo veo que los bíceps les van a explotar de un momento a otro. Sería una lástima no lucir un monumento así. Así que aprovechando su temperatura de 42 grados centígrados, 40 de ellos por causa de su inflamación de ego, caminan hacia su casa marcando territorio.

Dominan el vocabulario técnico: Manejan mejor los conocimientos sobre anatomía que en la Facultad de Medicina. Lo cierto es que algunos, hasta el año pasado, no sabían si el fémur era un hueso o un órgano del aparato digestivo, pero hoy en día el esternocleidomastoideo y el tríceps braquial forman parte de su léxico básico cotidiano, junto con “proteínas hidrolizadas”, “glucógeno” y “termogénesis”.

De igual manera están bien instruidos en huesos, articulaciones, ligamentos y tendones. Poco le falta para que pongan su nombre a un hospital.

Mejor no los tengas delante en el súper: Estás en la cola de la charcutería porque vas a comprar 200 gramos de jamón cocido. Cuando queda poco para que canten tu número, aparece de la nada un tío canijo de estatura pero de dimensiones faraónicas de ancho. Tiene un cuello del diámetro de una secuoya, y si te colocas detrás de él no puedes ver las ofertas de la vitrina, porque horizontalmente sus músculos ocupan lo mismo que un equipo de fútbol colocado para la foto.

Cuando empieza a hacer su pedido enseguida adivinas que la cosa va para largo: “Cuatro pollos enteros, dos sin trocear y otros dos troceados”. “¿Algo más?”, “Sí. Tres kilos de pechuga de pollo fileteada”. “¿Algo más?”, “Sí, una docena de muslos de pollo”. “¿Algo más?”, “Sí, siempre que sea de pollo, me valen hasta la pupilas. Por cierto, póngame un puñadito para cuando veo la tele”.

Cuando ha acabado tú estás absorta en tu cuarto viaje astral. Mientras, recitan tu número: “¿El 76? ¿El 76?”. Y cuando has despertado de tu letargo ya van por el 105. Derrotada por el Señor-Pollo, das media vuelta y compras el jamón cocido envasado, aumentando así la marea de plástico del planeta Tierra.

Y todo porque a un señor solo le faltaba hacerle el amor a un pollo.

Hablando de amor finaliza mi estudio sociológico de hoy. Os emplazo para próxima entrega.

Echadme mucho de menos.

 

2 comentarios

  1. No es aplicable a todos pero si. …Si que los hay asi,… y te aseguro que te has quedado corta en algunos aspectos. Conozco a 3 de esos,…por lo menos.

    Llevo haciendo deporte (baloncesto y natación) desde los 12, y los gimnasios (a los que he ido) son un sitio donde much@s llevan a entrenar y muscular su auto estima y sus propias inseguridades. Recalco el “much@s”. (hombres,…y mujeres).

    Ahora me encantaría leer la versión de este post pero enfocada en las mujeres, ….por aquello de la “paridad”, la igualdad, y todas esas cosas que nos llenan la boca en los tiempos que corren. Por eso, y por saber si tu capacidad y tu sarcasmo parten de la equidad de una aguda observación y de la justicia (unida al afan de retratar en clave de humor la vida que pasa ante tus ojos),….
    …o me he equivocado y resultas ser otra francotiradora con un teclado y conexión a internet, apostada tras un muro de cliches, resentimiento y una tarrina de 2 kilos de helado.

    Espero equivocarme en ese último cliché.

    Habrás ganado un seguidor (masculino y singular).

    Un saludo

    1. Author

      Hola Richard,
      Cierto, debería estar devorando tarrinas de 2 kilos de helado como tú dices, pues según mi último análisis, tengo la glucosa bajo mínimos, precisamente por no practicar este hábito muy a menudo.

      Por otra parte, te cuento sobre el contenido del blog: suele ser bastante democrático, ya que hay temas y críticas centradas en todo el mundo, especialmente, en mí misma y en mi entorno.

      En cuanto a los demás, con un poco que leas unas cuantas entradas, percibirás que todos somos humanos y todos tenemos detalles pertinentes de ser comentados, bien para alabarlos o para hacer una mofa con tono divertido.

      En fin, me gustaría saber que he ganado un lector que disfruta con Mala. Si no es así, estupendo. Eres un hombre con hobbys fantásticos como el baloncesto y la natación.

      Yo, al igual que tú, también disfruto viendo a Caeleb Dressel fusilando los récords de Phelps.
      Abrazo.

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