Cuando hago memoria de los días pandémicos me pongo en lo mismo que todo el mundo: incertidumbre, aburrimiento y escasas y escuetas posibilidades de farra; asunto, este último, que en mí no causaba un gran pesar. Sin embargo, tal y como se está desarrollando este verano todo lo relacionado con la jarana, me da la sensación de que estos dos últimos años he vivido en una dimensión paralela. ¿Por qué? Porque no tengo la sensación de haber permanecido encerrada en una cárcel iraní, con todos mis respetos a los iraníes. Como os contaba, yo también sufrí la duda y el hastío, pero salvo los primerosLEER MÁS

Después de una vida con solo dos canales de televisión, a finales de los 80 empezaron a emitirse las autonómicas y las privadas, con sus Mama Chicho, su Laura Palmer y las ovejitas de Carmen Sevilla. El país entero reaccionaba en forma de audiencias millonarias y los señores mandamases se movían entre la sorpresa y la admiración hacia un pueblo que aplaudía (exceptuando alguna cosilla) su ordinaria programación. Contar con cinco canales en aquella época era lo equivalente a la modernidad más absoluta. Te hacía sentir supercosmopolita, sobre todo si en tu casa se recibía la señal. En mi clase había compañeros que no podíanLEER MÁS

  Por mucho que hoy en día los pueblos no sean tan pueblos y que todos estemos entrenados en la modernidad y en lo global; no hay nada como irte a una gran ciudad para que emerja tu parte aldeana. Una parte de la que no te avergüenzas porque te da como ternurilla. Le tienes cariño, te recuerda a tu infancia y a la primera vez que tus padres te llevaron a montar las escaleras mecánicas de El Corte Inglés. Si es que merece mucho la pena ser una pueblerina. Los que nacen en plena urbe se pierden estas experiencias. No era la primera vezLEER MÁS

  Así, a primeras, no podría decir nada en contra de este deporte. Practicado con escasos recursos, ejerce una acción democratizadora sin igual; desde Turkmenistán hasta Uruguay se practica el fútbol con la misma pasión. Incluso actúa como calmante de tragedias en campos de refugiados o en las cárceles, y todo con un simple balón de por medio. Por otra parte, es un deporte bien lucido, en donde los protagonistas corren con una pelota pegada al pie, cosa que me parece magia; capaces de serpentearla entre sus piernas o colarla entre las del contrario. Y si encima el equipo juega bonito, ya es de premio.LEER MÁS

  Más de dos años llevaba yo sin escuchar música en directo y lo echaba de menos. No así las colas, las aglomeraciones o las muertes por inhalación de gases en los retretes portátiles. Lo que yo echaba de menos era sentir cómo retumba la música en mi pecho a modo de tum tum tum. Esa es la señal que te indica que es un día diferente. Y en este caso, más aun: el plan era acudir a un evento concebido históricamente para que se aglomere gente, solo que en una época en la que que se deben evitar las aglomeraciones. ¿Cómo se consigue eso?LEER MÁS

  Dada la impresión tristona y la panorámica deshabitada que nos están ofreciendo los Juegos Olímpicos es hora, por fin, de mostraros mi versión renovada de esta cita deportiva. Es preciso que una fresca brisa desmantele muchas de las apolilladas disciplinas transformándolas así en versiones más afines a los tiempos actuales. Teniendo en cuenta el infinito número de especialidades que se practican en este festejo, me ceñiré exclusivamente a sus clásicos, con lo que sin más dilación, que comience mi programación olímpica. ATLETISMO Sin duda, el deporte rey de las Olimpiadas. Con el llameante pebetero en el horizonte, los atletas se lucen en la pistaLEER MÁS

No iré yo de monja de clausura afirmando que me desagrada tomarme un refrigerio en una terraza. La vida tiene sus placeres y este es uno. Ahora bien, el furor terracero se ha apoderado de nuestras almas, convirtiéndonos en animales primitivos que luchan en la jungla del postureo. Enseñas colmillos, arqueas el lomo o ya directamente te pasas al insulto o a montar un pollo como Dios manda. Cualquier signo de intimidación será lícito siempre que el adversario perciba tu agresividad. La única mesa que queda libre es tuya y estás dispuesta a todo. Desconozco con exactitud cuál ha sido el desencadenante de este augeLEER MÁS

Llamarla pocilga sería otorgarle más valor del que tiene, puesto que en ella se revuelcan los adorables cerditos. La tele es un auténtico vertedero adonde van a parar las ideas más infectas del ser humano. Sin imaginación y con muy mal gusto, los creadores de contenido, productores y directivos han creado un microcosmos del horror. Salvo La 2, esa cadena que contiene mucho más que documentales de gacelas en el Serengeti, todo lo demás es una basura incendiaria. Lo peor de todo es que la mayoría de estos grupos mediáticos alardean de innovadores formatos y de audiencias millonarias, aunque todos sabemos que ni una cosaLEER MÁS

Tras más de un mes confinados en casa hemos tenido la oportunidad de leer teorías de variadísima temática sobre el origen de esta pandemia. Todas ellas realmente hilarantes. Hay algunos que aseguran que se trata de una guerra bacteriológica para equilibrar el número de cotizantes y jubilados. Otros, abogan por intereses geopolíticos y económicos con farmacéuticas de por medio; sin olvidarnos de esa hipótesis de algunos círculos chiripitiflaúticos que aseguran que esto es una epidemia psicológica con la que pretenden atontar nuestros cerebros. ¿Más? ¡Pero si ya estábamos todos medio alelados! Y si fueran pocas estas conjeturas, yo lanzo una sospecha que nadie se haLEER MÁS